“La mayor parte de las personas consideran que la misión de la mujer es tener hijos. Ello tiene un fundamento en la naturaleza misma, pero ¿Qué clase de hijos? ¿Un hijo de la carne o un hijo de la luz? ¿El hijo material o el hijo espiritual?
La enseñanza nos dice que, cuando nace una niña, es como si los cielos se abrieran para darle paso a ese advenimiento. Una niña es una madre, una madre antes de nacer, es madre porque al ser del sexo femenino hay una afloración del cielo que permite esta manifestación…
Cuando el niño nace no tiene alma, él toma su alma prestada de la madre y durante los 7 primeros años va construyendo su alma con los elementos que le proporciona el ambiente que le rodea, de ahí que los primeros 7 años son muy importantes en la formación del niño. Si al niño se le habla de un plano espiritual, si se le despierta en el la sensibilidad por las cosas divinas, así irá formando su alma.
El niño necesita la asistencia del padre y de la madre. La armonía entre el padre y la madre juega un papel muy importante. La madre, al sentirse apoyada por el esposo y sentir su comprensión, va a estar tranquila, va a atender más a su hijo trasmitiéndole mediante el cordón astral todo lo que el niño necesita para su desarrollo.
En cambio, cuando está angustiada, cuando tiene que trabajar para mantener a su hijo, cuando hay intranquilidad, cuando está preocupada, esa angustia es la que le va a trasmitir a su hijo y por mucho amor que le tenga no podrá trasmitirle lo que el niño necesita para su desarrollo espiritual y psíquico.
Si no hay armonía en el hogar, los niños no tendrán el ambiente adecuado para el desarrollo equilibrado del potencial inteligencial que trae.
Es importante saber que el niño capta todo, desde las vibraciones que la madre le trasmite cuando lo está arrullando para hacerlo dormir, le habla suavemente expresando aquello que ella quisiera ver en él cuando sea grande, así le dice: “Tú eres el rey, vas a ser muy bueno, muy inteligente… La madre le hace ver las cosas más bellas al niño, y éste recibe estas vibraciones a través de las células periféricas que están muy cerca de la oreja, van penetrando hasta llegar al dolicocéfalo allí se quedan y ya no se olvidan. De esta forma la madre ha hecho un trabajo maravilloso, le ha mostrado el sentimiento maternal, así como la VIRGEN MARÍA lo hiciera con el Cristo…
Al niño hay que darle lo que necesita: atención, cariño, alimento a tiempo, mantenerlo limpio, aseado, seco, darle consejos, cultivar en el espíritu de observación, de investigación, de sensibilidad hacia todas los cosas de la creación”.
(enseñanza de un Venerable Maestro de Acuario)